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Si te pones a pensar, todos en algún momento somos poetas. Lo único que a veces nos faltan las palabras para transmitir lo que sentimos y no encontramos forma para expresarlo con palabras, especialmente cuando se trata de amor.
Pero, gracias a los libros de romances. Hoy podemos encontrar poemas de amor entres sus páginas. Incluso poemas muy específicos para describir el amor que sentimos hacia otra persona, aunque el autor estos libros de romance no tengan el propósito de escribir poemas. Sin duda alguna sus escritos dejan boquiabierta a cualquiera e incluso con un par de babas en el suelo.
Aquí están los mejores poemas encontrados en libros de romances:
Amar es este tímido silencio Cerca de ti, sin que lo sepas, Y recordar tu voz cuando te marchas Y sentir el calor de tu saludo. Amar es aguardarte Como si fueras parte del ocaso, Ni antes ni después, para que estemos solos Entre los juegos y los cuentos Sobre la tierra seca. Amar es percibir, cuando te ausentas, Tu perfume en el aire que respiro, Y contemplar la estrella en que te alejas Cuando cierro la puerta de la noche.
Codiciada, prohibida, cercana estás, a un paso, hechicera. Te ofreces con los ojos al que pasa, al que te mira, madura, derramarte, al que pide tu cuerpo como una tumba. Joven maligna, virgen, encendida, cerrada, te estoy viendo y amando, tu sangre alborotada, tu cabeza girando y ascendiendo, tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo. Eres perfecta, deseada. Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas. Ella es hermosa todavía y tiene lo que tú no sabes. No sé a quién prefiero cuando te arregla el vestido y te suelta para que busques el amor.
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
En el espejo de tu cuerpo, esposa, recogiste mi rostro, tan fielmente, que la línea más honda de mi frente quedó presa en tu sangre temblorosa. Me copiaste, mujer, mujer hermosa, en tu río de amor, en tu corriente, y devolviste generosamente mi cara de montaña silenciosa. El hijo es tierra de mi propia tierra, resplandor de mis ojos y mi guerra, poderosa presencia de mí mismo. Gracias a ti, fecunda compañera, fui como una semilla en tu pradera y retorné más joven de tu abismo.
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la Tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí. Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío?
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la Tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Dulce momento de amor, de mi juventud primera, me diste todo el fulgor de una ardiente primavera. Era el momento risueño y propicio a la ilusión. ¡Ya nunca tan bello sueño volverá a mi corazón! Dulce momento de amor, claro instante soñador que acarició el alma mía, tras de tu breve fulgor me dejaste el amargor de eterna melancolía.
Ya tienes los poemas para enamorar a la persona que te gusta o quizás a la que te cae bien para subirle la autoestima. También, quiero expresar de manera natural que cuando dediques un poema a una persona, este debería tener una estrecha relación con un momento que haya vivido con alguien especial.
Espero que estos poemas cortos y largos para enamorar extraídos de libros de romance puedan servirte para tu conquista.
Gracias, Librería Quisqueya está encantada de haber hecho esta investigación