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María, ese personaje que comienza siendo inocente e inexperta, y en el desarrollo del libro va a creciendo, no solo con lo que vive, si no gracias a las personas que la rodean, le enseñan un nuevo mundo desde diferentes perspectivas, haciéndola lo que literalmente viene siendo “explorar sus horizontes”, pero todo esto mezclado con lo que la quiere o no de la vida.
La vida no es un cuento de hadas, pero tal vez pueda ser un cuento no tan malo de contar.
Todos los personajes, aun aunque parezcan sin importancia, son únicos para la vida y desarrollo de la protagonista, afectándola directamente de un modo u otro; principalmente el pintor Ralf, que al igual que la chica tiene un pasado que no es la historia perfecta, si no, realista.
Ralf, el personaje masculino, importante de este libro, que de principio parece ser alguien mas, pero puede convertirse en alguien clave en la historia, a pesar de su pasado, nada perfecto. Y que al igual que todos tenía diferentes sueños para lo que sería su vida…
Algo muy agradable de la protagonista es el hecho de que, al igual que la mayoría de nosotros, tiene esos sueños, esos deseos de los “cuentos de hadas”, pero como va avanzando la historia, comienza a buscar mas la realidad, por cruda que sea; y posteriormente, logra encontrar el equilibrio entre ambos. Lo que , en su mayoría, nos cuenta a partir de entradas en su diario personal.
«…Once minutos de sexo propiamente dicho.»
Una historia realista, que marca los puntos claros del romance, el placer, el autodescubrimiento, el amor, entre otros temas.
Una perfecta lectura para adultos, y jóvenes.